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¿En qué nivel de consciencia situarías tu práctica sexual?
El sexo y la consciencia son temas que, aunque aparentemente dispares, están profundamente entrelazados.
Nuestra práctica sexual y cómo la vivimos pueden reflejar y afectar nuestro nivel de consciencia.
En este artículo, exploraremos las teorías de autores como David Hawkins y Schmedling, quienes han desarrollado escalas para medir los niveles de consciencia, y aplicaremos estos conceptos al ámbito del comportamiento sexual humano.
Este análisis no solo ofrece una nueva perspectiva sobre nuestras relaciones íntimas, sino que también nos invita a reflexionar sobre nuestro propio crecimiento y evolución personal.
Prepárate para un viaje introspectivo que podría desafiar tus creencias y abrirte a nuevas posibilidades.
Aviso: Este artículo va a ser un gran descanso para muchas mujeres y algunos hombres.
A otros se le abrirán los ojos como platos y no me creerán. Además querrán rebatir esta teoría.
Yo me lavo las manos, solo soy la mensajera, pero ¡ojo! no publicaría nada con lo que no esté de acuerdo o haya en mí una posibilidad de abrirme a cuestionar las cosas.
Dicho esto.
Nunca he defendido los niveles de consciencia.
Creo que todos, absolutamente todos, pertenecemos a una única consciencia, a un todo indivisible. Por tanto no me gusta hablar de niveles de consciencia donde parece que hay una jerarquía entre mejores y peores.
Entiendo que dentro de esa Consciencia a la que todos pertenecemos sí podemos estar en distintas vibraciones energéticas pudiendo un mismo ser humano vibrar en unas frecuencias u en otras. Y muy lejos de teñirlas con el juicio de mejores y peores, quiero entender que todas tienen su función en este momento en la consciencia única
Bueno, esa es solo mi teoría que, es distinta a la de grandes autores que, efectivamente, si hablan de distintos niveles de consciencia.
Para estos autores, Hawkins y Schmedling, los niveles de consciencia son niveles de evolución de la consciencia en el reino humano.
David Hawkins, un renombrado psiquiatra y autor, desarrolló una escala de consciencia que clasifica los estados de consciencia humana en una escala logarítmica de 0 a 1000.
Cada nivel en la escala representa una frecuencia vibratoria y un estado mental y emocional asociado.
Cada nivel de consciencia tiene una visión diferente de la realidad y determina cómo una persona percibe y responde a su entorno.
A mayor nivel de consciencia, mayor capacidad para discernir la verdad y la esencia de las cosas.
Estos niveles de consciencia no guardan relación alguna con el cociente intelectual sino con la capacidad de distinguir la esencia de la apariencia.
Por lo tanto, es imposible determinar con exactitud la verdadera realidad del mundo, porque solo se experimenta tal y como es percibido.
Esto es fácil de entender ¿verdad?
Es algo cotidiano.
A misma situación o circunstancia, diferentes humanos tienen diferentes percepciones…
¡¡pasa todos los días!!
También en nuestras relaciones de pareja.
Todos los expertos en la investigación de la consciencia postulan que hay una ecuación matemática que todo el mundo debería conocer:
Felicidad = Nivel de consciencia
Bien, te dejo un gráfico con la escala de los niveles de conciencia creada por Hawkins.
Como ves, David Hawkins, en su mapa propone una escala de consciencia que va desde 0 que significa muerte a 1000 que es un ser iluminado como Buda o Jesús.
Recuerda que cada uno de estos campos de energía determina el tipo de percepciones que tiene la persona.
La escala de consciencia de Schmedling también categoriza los niveles de consciencia, aunque con un enfoque algo diferente.
Descritos los niveles de consciencia vamos a aplicarlos a un área de la vida del comportamiento humano: EL SEXO.
Nivel 2: Consciencia de Supervivencia
En este nivel, el sexo siempre va ligado a violencia física. Es el mundo de las violaciones, la pederastia y otros comportamientos deplorables.
El acto sexual no es una expresión de amor o intimidad, sino una manifestación de poder y control.
La violencia y la coerción son predominantes, y las experiencias sexuales están marcadas por el abuso y la falta de consentimiento.
Nivel 3: Consciencia de Placer
Franja Baja del Nivel 3
Aquí, el sexo se vive de forma puramente genital. Esto significa que el acto sexual se centra exclusivamente en la gratificación física sin ningún tipo de conexión emocional o espiritual.
Corresponde al mundo de la prostitución sin violencia física y a las relaciones efímeras donde el sexo se practica sin compromiso y con el único objetivo de obtener placer físico.
Franja Alta del Nivel 3
En la franja alta del nivel 3, el sexo sigue siendo necesario para mantener el equilibrio energético, pero comienza a trascender lo puramente físico.
Las personas en este nivel buscan algo más que placer genital. Quieren crecimiento mutuo, unión espiritual, compromiso y, en muchos casos, fundar una familia.
Aunque todavía existe una necesidad física, el sexo se convierte en una forma de conexión más profunda dentro de una pareja estable.
Nivel 4: Consciencia de Amor y Unidad
Franja Baja del Nivel 4
En este nivel, el sexo se puede practicar o no, ya que no se considera necesario para recargarse energéticamente a través del otro.
Si se practica, es por decisión libre y no para compensar alguna carencia.
El sexo se da dentro de una pareja estable, con la cual se tiene una gran unión espiritual.
El deseo puramente sexual disminuye, y se valora enormemente la libertad que esta disminución otorga.
Franja Alta del Nivel 4
En este punto, el sexo ya no aparece como una opción a considerar.
La persona ha alcanzado un nivel de consciencia tan elevado que el deseo sexual se disuelve, y la práctica sexual se ve como una distracción de experiencias místicas más profundas.
Nadie en su sano juicio “bajaría” de un estado de iluminación para practicar sexo.
Hemos visto que la evolución es inevitable a largo plazo.
Que los niveles de felicidad se corresponden con los niveles de consciencia.
Así pues, lo único que está en juego es cuánto tiempo “se sufre” durante el proceso.
Es como cuando éramos estudiantes y sabíamos que tendríamos que completar nuestra educación universitaria, pero éramos libres de decidir cuánto esfuerzo estábamos dispuestos a dedicar para terminar más rápido.
Por tanto, nuestra felicidad es nuestra responsabilidad.
Se trata de soltar el ego y conectarse con el SER.
A medida que ascendemos por estos niveles, desde las formas más básicas y físicas de la experiencia sexual hasta las más espirituales y trascendentes, notamos un cambio significativo en nuestras motivaciones, deseos y la profundidad de nuestras conexiones.
En los niveles más bajos, el sexo puede ser una manifestación de poder, control y gratificación física sin conexión emocional.
Sin embargo, a medida que avanzamos hacia niveles más altos de consciencia, el sexo se transforma en una expresión de amor, compromiso y unión espiritual.
La sexualidad se convierte en una vía para el crecimiento mutuo y la conexión profunda entre las parejas, trascendiendo el mero placer físico.
En los niveles más elevados de consciencia, la necesidad de sexo puede incluso disminuir o desaparecer, ya que la persona encuentra satisfacción y plenitud en su conexión espiritual y en el servicio a los demás. El enfoque se desplaza de las necesidades físicas a una experiencia de amor y unidad universal.
La exploración de los niveles de consciencia según Hawkins y Schmedling ofrece una perspectiva muy interesante sobre cómo nuestra sexualidad puede reflejar y ser influenciada por nuestro estado de consciencia.
A la vista de lo leído, cada cual sabe en qué nivel de la escala de Schmedling se encuentra.
Obviamente, el mero hecho de no tener deseo sexual no te sitúa en la franja alta del nivel 4, ya que esto implica vivir en un estado de Ser y de Servicio.
Pero da para pensar, ¿no crees?
En resumen, según estos autores y mi interpretación, la forma en que vivimos nuestra sexualidad es un reflejo de nuestro nivel de consciencia.
Nuestra evolución sexual, al igual que nuestra evolución espiritual, es un viaje hacia el autoconocimiento, la autenticidad y la conexión profunda con el otro y con el todo.
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